*Mae Myriam de Oxúm en su última ceremonia de la Diosa del Mar.
Cuenta la leyenda que Olokum, reina del océano y madre de Iemanjá, le obsequió a su hija una botella con una misteriosa pócima para ser usada sólo en caso de extremo peligro. Iemanjá estaba casada con Odudua -un temible guerrero y fundador de la ciudad de Ifé- pero cansada de vivir bajo la tiranía de su esposo, huyó hacia el oeste. Odudua movilizó a su ejército para que la atrapara y Iemanjá, amenazada por los soldados y negándose a volver a Ifé, arrojó la botella con fuerza sobre el suelo. El recipiente se hizo trizas, la pócima se derramó y en instantes la zona se convirtió en un gran río que arrastró a Iemanjá, devolviéndola a la morada de su madre Olokum, el océano.
Si bien las leyendas son muchas y variadas, el nombre Iemanjá significa en todas “madre cuyos hijos son los peces”. Es una figura central dentro del culto yoruba, que llegó a América desde Nigeria con los esclavos y se afianzó principalmente en Brasil donde, sincretismo mediante, dio origen a los cultos afro-americanos como la Umbanda, Kimbanda, Batuque y Candomble, entre otros.
En el vasto universo simbólico de las creencias afro-americanas, un orixá es una divinidad, una figura mística asociada a una fuerza energética de la naturaleza, un arquetipo de comportamiento humano y una actividad en la sociedad. Cada fiel o practicante es hijo de un orixá que lo caracteriza y lo protege y a quien le debe rendir culto y hacer ofrendas.
En ese contexto el protagonismo de Iemanjá radica en su condición de orixá del mar, pero sobre todo en la de ser la madre de la mayoría de los orixás.
En el Diccionario de Cultos Afro-Brasileros, Olga Cacciatore hace referencia a 15 orixás que serían sus descendientes: Dadá, Xango, Ogum, Olokum, Oloxá, Iansa, Oxum, Obá, Orixiko, Oke, Obaluaie, Oruro, Oxupá, Oxóssi y Aje Xalungá. Con su estampa de formas opulentas y senos prominentes Iemnajá encarna el poder de gestación y la fertilidad, resultando la figura materna por excelencia.
FIELES A LA ORIXA DEL MAR
A mediados del Siglo XX, algunos cultos afro-brasileros fueron bajando desde Bahía, instalándose en Río de Janeiro y luego en el sur de Brasil, atravesando las fronteras para comenzar a instalarse también en nuestro país. “En las localidades brasileñas fronterizas con el Uruguay (Quaraí, Livramento) ya revestía importancia la presencia de locales del culto Umbanda conocidos localmente como "terreiros" o "caboclos" en los finales de la década de los años 50. En los comienzos de la década siguiente, ya existían algunos locales aunque pocos en Montevideo”, establece Renzo Pi Hugarte en “Cultos de posesión y empresas de cura divina en el Uruguay”.
La libertad de culto establecida por la constitución nacional fue un factor que favoreció el desarrollo de estas religiones, que lograron en Uruguay una legitimidad social notablemente mayor a la alcanzada en Argentina y otros países americanos. La creciente convocatoria de la fiesta celebrada los 2 de febrero en la Playa Ramírez cumplió un rol protagónico en esa evolución
“El día de Iemanjá, comenzó a tomar las características de gran fiesta pública después de la dictadura. A partir de 1987 se ha podido notar un explosivo crecimiento de la concurrencia en ese sitio y la continuada expansión hacia otras playas montevideanas, así como a otras partes del país. En las últimas ediciones esta playa resultó pequeña, aun cuando otras -como la del Cerro y la del Buceo, principalmente- congregaron igualmente verdaderas muchedumbres”, afirma Pi Hugarte.
En 1994, a la creciente popularidad de la fiesta se sumó la instalación del monumento a la Diosa del Mar en la Rambla Wilson, entre Jackson y Eduardo Acevedo. Dos años más tarde se creó la FAUDU (Federación Afro-Umbandista del Uruguay), a lo que le siguió en 1997 la creación de Atabaque, una publicación mensual que constituye el único medio umbandista de salida regular con más de 11 años de historia. 1999 fue otro año significativo para estos cultos, con el surgimiento de IFA (Institución Federada Afro-Umbandista), la primera con personería jurídica que le permite funcionar legalmente, aprobada por el entonces Ministro de Cultura Yamandú Fau.
Entre 2000 y 2001, la fiesta de Iemanjá fue declarada de Interés Cultural, Turístico y Municipal por el Ministerio de Cultura, de Turismo y la Intendencia Municipal, respectivamente. En junio de 2001 el Ministro del Interior Guillermo Stirling ordenó la destrucción de los expedientes de templos afroumbandistas archivados en la Jefatura de Policía.
Tras un largo camino de lucha por la legitimación “la Umbanda y demás
cultos afro-indígenas nuclean en Uruguay a más de 300.000 personas que la practican sin contar los que simplemente concurren a sus "sesiones" en alguno de los casi 2.000 "terreiros" (templos) que existen actualmente”, sostiene Pablo Alfano en “Religiones afro-indígenas en América”. Sin embargo, la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada, llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística (INE) durante 2006, arroja datos certeros y no menos contundentes sobre la actualidad de las religiones de origen afro-americano en Uruguay. Según el estudio, 18 mil uruguayos (0.6% del total de la población) se declararon adherentes a estas creencias. La encuesta también señala que el 60% de los fieles residen en Montevideo (con mayor concentración de templos en barrios periféricos) y que el 57% son mujeres. Dos datos que llaman la atención son la mayoría de jóvenes entre sus creyentes (el 1% de los uruguayos de entre 26 y 45 años adhieren a estos cultos), y la baja relación entre la ascendencia y la práctica religiosa: sólo un 2.4 % de la población con ascendencia afro o negra se define como fiel a religiones de origen afroamericano.
IEMANJÁ GLAM
Es la noche de reyes en The Setai- Etoile du Sud de José Ignacio. Más de 800 personas van llegando a la fiesta organizada por una renombrada marca de champán y bautizada como `Une Nuit en côte d´ivoire´ (Una Noche en la Costa de Marfil). Cumpliendo con la consigna, los invitados visten de blanco y son recibidos por un grupo de percusión africana, acorde con la decoración basada en una estética afro en gama de marrones, terracotas, rojos, naranjas y ocres, a cargo de Gloria César. El menú es creación de Jean Paul Bondoux, la música es elegida por Martín Bernardo y entre los invitados se encuentran celebridades como Gustavo Cerati, Carolina Pampita Ardohain y Benjamín Vicuña, Franco y Gianfranco Macri, Iván de Pineda y Luz Barrantes, Teresa Calandra y Geraldine Neumann, entre otros.
Sin embargo, entre tanto detalle glam, el momento más alto de la noche, llegó de la mano de una aggiornada Iemanjá, cuando un grupo de 15 personas liderado por una mulata, todos de inmaculado blanco también, irrumpió en la fiesta y guió a los invitados, cautivados y curiosos, hacia la playa.
Iluminados por la luna, los “africanos” desplegaron un ritual para rendirle culto a la Diosa del Mar, mientras que los invitados recibían una flor de agaphantus blanca, pedían un deseo y la ofrendaban al mar.
Creer o reventar, Iemanjá, orixá de cultos afroamericanos, anfitriona de la convocatoria más representativa del verano esteño.
*DETALLE CURIOSO
Los 15 mil sellos postales con la imagen de Iemanjá que el correo imprimió en enero de 2003
www.correo.com.uy
*Nota publicada en La Diaria del lunes 2 de febrero de 2009.
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