miércoles, 30 de julio de 2008

EDÚ PITUFO LOMBARDO


EL FUTURO DEL MURGUISTA






Era un niño cuando empezó a salir en la murga del barrio y fue aquel pibe de la sub-20 de Falta y Resto que inspiró a Jaime Roos para escribir Los Futuros Murguistas. Como director musical y escénico le imprimió un sello inconfundible al carnaval y como percusionista acompañó a músicos como Fernando Cabrera, Jorge Drexler y Jaime Roos. Como si todo esto fuera poco, a fines del año pasado sacó su primer disco solista Rocanrol (MMG) por el que obtuvo tres premios Graffiti. Acompañado de una banda estelar, viene de compartir escenario con la argentina Liliana Herrero y el pernambucano Lenine y se prepara para su presentación oficial en Argentina.
Todo indica que Edú Pitufo Lombardo está en un muy buen momento y la enumeración condensada de las bondades que su vida ha experimentado parece impactarlo. “Estoy sorprendido, si bien estuve muy conforme con el resultado del disco, no sabía que iba a ser tan bien recibido, son cosas que no estuvieron planteadas en mi cabeza, no me lo esperaba, al menos no tan pronto. Yo disfruto mucho los procesos y me da un poco de temor cuando las cosas empiezan a tomar un cuerpo un poco más amplio, pero estoy disfrutando mucho de lo que estoy haciendo y estoy feliz con lo que está pasando, después se verá cómo sigue”, dice sentado en una mesa de La Giralda (clásica parada murguera), sin saber que dos días después ganaría los tres Premios Graffiti para los que estaba nominado: Mejor Compositor, Mejor álbum Solista de Música Popular y Tema del año.
El futuro llegó, éste heredero de la tradición echó mano a lo que aprendió en el camino y se paró sobre sus propios pies con Rocanrol, un álbum que retoma desde su nombre el concepto musical desarrollado por Roos (uno de sus maestros) que acerca la murga al rock, al tango, a la milonga, a la canción.
25 años después, el pibe que codiciaba callado la pintura y el disfraz, hoy
ve bien de al lado qué hay detrás del antifaz. En ese camino fue conociendo también a los integrantes de la que hoy es su banda, la “Bien de al lado”, un ecléctico y aplanador dream team que incluye a Martín y Nicolás Ibarburu (en batería y guitarras respectivamente), compañeros de ruta de la banda de Jaime junto a Ney Perazza, en guitarra criolla; Mateo Moreno (ex No Te Va a Gustar) en bajo, Pablo Leites en percusión y la tríada murguera de Pablo Pinocho Routín, Marcel Keoroglián y Pedro Takorián en voces y coros. Una formación tan rockera como murguera que alcanza su máximo despliegue en temas como “Rocanrol”, “Bien de al lado” (compuesta para La Gran Muñeca en el 96) o “Eterno Soñador”; y que también da aire para momentos más íntimos, como “El diablo en los carnavales”, una bellísima baguala de exigente y lograda interpretación y “ABC”, una milonga minimalista casi susurrada. “Me gusta toda la música, el tango, la milonga, el pop, el funk, la baguala, que es un género del norte argentino donde lo armónico y lo melódico pasan por un estado que me interesa, me llama la atención”, cuenta Lombardo y sugiere que la música de una canción viene determinada por el contenido y el carácter de lo que se quiere contar.
Hacía al menos 10 años que Pitufo acumulaba ganas de ponerse a trabajar en un disco propio, pero la permanente participación en propuestas de otros músicos, giras, grabaciones, su docencia y la impostergable participación en el carnaval, postergaron el proyecto. El envión llegó en el verano de 2006, cuando no integró ninguna murga, faltó con aviso y se sentó a componer. Un poco en los ómnibus, otro poco en su casa de El Pinar y durante unas vacaciones en La Paloma, fueron surgiendo sus canciones. “Me fueron pasando cosas y fui buscando un lugar donde plantearlas, exponiéndolas un poco más porque las letras son propias, me interesaba también ver qué pasaba conmigo en lo compositivo, cómo me imaginaba musicalmente un disco, la forma estética que surgiría, cosas que estaban en el debe desde hacía mucho tiempo”, detalla. “Ojalá supiera cómo sigue todo esto”, agrega con una sonrisa que mezcla vértigo y emoción, mientras prepara su presentación oficial en Argentina nada menos que en La Trastienda, un escenario que ha servido de plataforma de lanzamiento a artistas uruguayos como Jorge Drexler, Fernando Cabrera y Martín Buscaglia. “Para este año también estoy preparando un ciclo televisivo en el que voy a tocar con toda la banda y músicos invitados, tengo ganas de hacer una sala más grande hacia finales del año y de seguir componiendo, claro”, dice adelantándose a un futuro que seguramente le depara nuevas bondades.


AVALANCHA DE EXITOS

El recorrido por la extensa trayectoria carnavalera de Edú Lombardo empezó desde muy pequeño, cuando su padre lo llevaba a los tablados del barrio La Comercial. A los 9 años se mudó con su familia a Sayago, donde integró la murga infantil El Firulete, que luego se convertiría en Contrafarsa.
En 1984 ingresó a Falta y Resto donde fue platillero hasta el 87 para pasar directamente a los arreglos y la dirección hasta el 89.
Luego volvió a su primer amor, Contrafarsa con la que ganó el concurso y obtuvo además el premio como Mejor Director y Arreglista en 1994.
Al año siguiente se integró a La Gran Muñeca, que obtuvo también el 1º premio en el 96. En 1998 regresó a Contrafarsa para obtener nuevamente los galardones de Mejor Director y Mejor Murga, premio que volvió a conquistar en 2002 obteniendo además la distinción como Máxima Figura del Carnaval.
Dos años más tarde llegó La Matineé, un valiosísimo proyecto que planteó la formación de una murga en la que se cruzaron los nuevos referentes del carnaval con los viejos murguistas. “Me encaminé en la búsqueda de lo que sucedió en el pasado, intenté volver al sonido que escuché cuando tenía 8 años” explica Lombardo, que junto a su compañero de ruta Marcel Keoroglián encabezó la formación y entrenamiento de la murga, proceso que además fue registrado en un documental dirigido por Sebastián Bednarik.
En 2006 Pitufo se acopló a Pablo Pinocho Routín (otro compañero de ruta) para conformar el elenco Murga Madre, un espectáculo teatral dirigido por Fernando Toja que obtuvo un premio Florencio como Mejor Musical de ese año.
En la temporada 2006 Lombardo no participó en ninguna murga para dedicarse por completo a la creación de su 1º disco solista pero apenas terminó, volvió al tablado dándose nuevamente el gusto de trabajar con murgueros de la vieja guardia. Esta vez se trató de Asaltantes con Patente, una agrupación que salió en 1928, se retiró en 1973 y regresó en 2007 bajo la inmejorable batuta de Pitufo, para obtener una vez más el 1º premio del concurso oficial.


LETRA DE LOS FUTUROS MURGUISTAS

Una sombra junto al medio tanque
Sin un mango en el bolso
Con el buzo en los hombros
Bien peinado p'atrás
Estudiando el ensayo
Apurando las brasas
Codiciando callado
La pintura y el disfráz
Relojeando a las pibas
De una noche de enero
Calibrando las copas
De los del mostrador
El futuro murguista
Garronea un cigarro
Mientras tanto le aclaran
No salís si sos menor

Les hablará de su infancia
Cuando llegue el momento
Sin decirlo en palabras
Sin nombrar al dolor
Bastará con su acento
En la noche estrellada
En la cuerda de primos
Con un pueblo alrededor

De dónde vienen
De dónde salen
Los herederos de
La tradición
Escuchen otra voz
De quién será
La murga vive
Nadie la enseña en ningún lugar
Los botijas se la saben
Y después quieren cantar

Iluminando el pasado
Desafiando al futuro
Denunciando el presente
Con un simple ritual
Los futuros murguistas
Van a ver cada noche
A la murga ensayando
El futuro carnaval

Hay tradiciones
Que están más muertas
Que un faraón
Quien baila el Pericón
Quien pide que le den
La comunión
Hay otras vivas
En las esquinas de la ciudad
Los botijas las aprenden
Aunque los quieran parar


*Editado en el suplemento Cultural del diario El País, el 4 de julio de 2008.

ERIK COUTS

La promesa mejor guardada del Río de La Plata







Al contrario de lo que sugiere su nombre, Erik von James Coates Alvarez es un tipo común y corriente. Escribe canciones desde hace más de 20 años, es uruguayo bisnieto de británicos y por cuestiones exclusivamente artísticas optó por el seudónimo fonético Erik Couts “porque nadie lee Coates y pronuncia Couts”, aclara.
Sus canciones salieron del rígido de su máquina para empezar a llegar a los oídos de la gente hace un año, cuando el ciclo Across the Charco lo presentó como “la promesa mejor guardada del Río de La Plata”. Couts, que no es nuevo en esto, perteneció a la llamada generación de El Sótano, integrada por músicos como Jorge Drexler, Andrés Torrón, Walter Bordoni, Gastón Rodríguez y Gaby Posadas entre otros; que encontraron en esta agrupación una forma de hacerle frente a la decadencia y a la ausencia de infraestructura, inversión y público que vivió el Canto Popular a fines de los 80’s. “En esas vueltas conocí a músicos que para mi generación eran grandes referentes, como Rubén Olivera y Eduardo Darnauchans, que además de sus virtudes como músicos eran tipos íntegros, comprometidos y siempre fueron muy generosos con nosotros”, recuerda el por entonces conocido como Erik Coates, un joven de la pos dictadura, con aires de intelectual, ávido espectador de Cinemateca, que renegaba de los cristianos que lo habían educado y se interesaba por ideologías complejas. “Mi familia se desintegraba, yo conocía el amor, el alcohol y la noche de una Montevideo bastante diferente a la actual y, no es que yo fuera conciente, pero de toda esa mezcla salían mis canciones”.
Los miembros del Taller de Músicos El Sótano eran básicamente solistas, pero las bandas no tardaron en llegar y la primera fue Públicas Virtudes, con Andrés Torrón, Juan Campodónico, Nicolás Correa, Roberto De Bellis y Erik. Más tarde, Couts y Campodónico trabajaron juntos en un nuevo repertorio, convocaron a Pepe Canedo y a Alejandro Moya y formaron Mary Poppins.
La banda de rock-pop tuvo la mala suerte de ser contemporánea a la formación de El Peyote Asesino, que la asesinó. Como es sabido, el proyecto en el que participaban Campodónico y Canedo, junto a L Mental (Fernando Santullo), Carlos Casacuberta y Daniel Benia; fue la patada inicial (junto a Plátano Macho) que popularizó géneros que eran rarezas en el Rio de La Plata, como el rap y el hip-hop. “El Peyote despegó y dos de los integrantes de Mary Poppins ya no pudieron seguir, yo no tenía banda, ni ganas de volver a ser solista, ni dinero para grabar, ni idea de cómo se hacía un disco; así que seguí haciendo canciones, que fue lo único que siempre tuve claro que me gustaba hacer”, recuerda Couts.



El regreso

Lo que sigue es más de una década de laboratorio que se parece mucho a un silencio en el que, si bien las canciones no dejaron de llegar, tampoco dejaron las paredes de la habitación de Erik, que se dedicó a dar clases de música y se desempeño en el área de marketing de una empresa de tv paga. Como un tipo común, pero también como un artista bastante peculiar, escuchaba lo que grababa y antes de imaginarse cantando frente al público o ganando premios, se preocupaba por sacar esas canciones de su pc.
Así empezó, hace dos años, el largo camino del regreso. “Andrés (Torrón) había vuelto de USA, escuchó el material y nos pareció bueno trabajar juntos, (Juan) Campodónico nos apoyó siguiendo el proceso de cerca y guiándonos en cuanto a caminos a seguir. Llevamos parte del repertorio al estudio, donde trabajamos con Julio Berta, grabamos 5 canciones más dos remixes de Omar”, detalla Couts. El resultado es el EP Pampero, editado por Bo Tracks (el sello de Campodónico) pero usado, por ahora, sólo para difusión. En paralelo, subió las canciones a myspace.com/erikcouts y la sorpresa no tardó en llegar. El número de visitas fue aumentando hasta alcanzar en cuestión de meses las 10 mil, y cuando la mexicana Ximena Sariñana grabó una versión de “Sintiendo Rara” en Mediocre (2008, producido por Juan Campodónico y Tweety González) que está primero en el ranking de ventas de su país; las visitas ascendieron a más 15 mil.
El círculo empieza a cerrarse, Couts es autor de canciones como “Pampero”, “Que no te imaginás” o “Ramírez”, dueñas de una musa especial, con aires que van desde el germen de Mateo a la calma contemplativa del Drexler de los comienzos, menos clean y con algunos condimentos pop que suelen sugerir potenciales hits.
Sin embargo, Couts asegura no tener nada que ver con un rock star. Carisma, seguridad, atractivo físico y buen vínculo con el éxito son cosas que no cree tener, pero apuesta a no irse al mazo por no ser un potencial celebrity.
“A mi carrera musical hace tiempo que dejé de darle demasiada importancia, muchas veces
-por temas de ego o falta de lucidez- uno invierte el orden de las cosas y ahora es época de hacer existir estas canciones, mi carrera musical en todo caso, será lo que ocurra y no algo que quiera establecer de antemano. Es bueno sacarse a uno mismo del centro de la cosa”, formula certero y agrega: “Los cantautores locales se han mantenido muy austeros en materia de elementos accesorios a lo meramente musical y con esto no quiero decir que no sea una opción válida, Zitarrosa fue para mi el mayor cantor uruguayo y era la sobriedad en persona, lograba una comunicación con el público absolutamente impresionante. A veces, menos es más”. Marca registrada, si las hay, del cantautor uruguayo y él lo sabe. Sabe que las ventajas de ser un tipo común y corriente van por el lado de la autenticidad e intuye que eso puede ser una virtud.